domingo, 16 de diciembre de 2018

NUESTRAS RESEÑAS: ESCENARIOS FANTÁSTICOS, DE JOAN MANUEL GISBERT

El libro trata de un hombre, llamado Dionisio Leganés, que tenía junto a su casa una fábrica abandonada a la que iba en sus ratos libres. Allí se inventaba historias de terror, de aventuras, etc. Un día decidieron tirar abajo la fábrica y el hombre se puso triste. Cuando la tiraron, el hombre hizo una maqueta de la fábrica. Por las noches la miraba y se imaginaba dentro de ella resolviendo misterios. Pasado un tiempo, el hombre se aburrió de imaginar y enterró la maqueta en la tierra. Esa misma noche apareció algo inesperado: un espejismo de la fábrica. Todo el mundo se escandalizó y llamaron a un especialista para que lo hiciera desaparecer. El especialista pidió a los habitantes una serie de cosas y, finalmente, consiguió capturar el espejismo.     
Un periodista decide seguir el viaje del especialista y descubre cómo captura los espejismos. Hay diferentes tipos de espejismos: los acuáticos, los desérticos, los aéreos... Cuando capturaron muchos, pensaron hacer una procesión de espejismos, pero hubo un imprevisto y un volcán lo echó todo a perder, así que se canceló.     
Un año después, el periodista citó al especialista para enseñarle un nuevo proyecto  (el parque de atracciones Arco Iris). Pero había problemas.  Los habían amenazado con explotar el parque y habían secuestrado a un trabajador. Cuando lo encontraron, descubrieron que él mismo era el que los amenazaba, así que lo encarcelaron y abrieron el parque.   
                                                                                                             
Este libro es bastante entretenido y me ha gustado mucho. Lo recomiendo.   
  

 Adrián Burgos Carrasco. 2º de E.S.O.      





viernes, 14 de diciembre de 2018

UNA NOCHE EN LA BIBLIOTECA


Era un viernes cualquiera de instituto. Ese día habían mandado más deberes y necesitaba un sitio tranquilo para hacerlos; y, de paso, me daba una vuelta y me compraba unas chuches. Cuando salí del instituto, comí rápido y preparé las cosas. Luego me senté un poco, porque, si me bajaba ya, la biblioteca no estaría abierta.

Hacía un día muy oscuro; parecía que fuese a llover. Era un día de estos raros. A las cuatro y media salí de casa.

Cuando llegué a la biblioteca, aún estaba cerrada. Había tardado solo quince minutos en bajar y aún quedaba un cuarto de hora para que abriera. Mientras tanto, me fui a dar una vuelta a un parque cercano y vi un callejón que me llamó la atención sobremanera.

Iba a empezar a llover dentro de poco, se acercaban nubes por el cielo.

Me adentré en el callejón con sigilo. Giré una pequeña esquina y di de frente con un edificio muy grande, al parecer abandonado.

Sonó un rayo en el cielo que hizo que me asustara.

Al mirar el edificio, vi que había una luz encendida. Algo me decía que no entrara, pero mi curiosidad me hizo cruzar el umbral del edificio. Cogí una linterna que siempre llevaba en mi mochila en un pequeño llavero. Al encender la linterna y hacerse la luz, vi distintos caminos, cuatro en total. Como empujada por una fuerza, mis piernas empezaron a recorrer el primer camino de la izquierda. Al fondo del pasaje había una sala muy peculiar.

Era un espacio lleno de espejos. Lo curioso es que estaban limpios, sin nada de polvo. Anduve un rato entre los espejos, mirando mi reflejo en un lado y en otro. Llegué a un punto en que los espejos parecían ocuparlo todo. Era como un laberinto. Intenté salir, pero no había manera. Me detuve agobiada, pensando qué podía hacer. Me imaginé que estaba soñando y que podía cambiar la realidad. Cuando abrí los ojos, me encontraba en una biblioteca.

Era enorme y tenía seis puertas grandes que representaban algo. La luz estaba encendida. Cogí un libro para ojearlo que se titulaba "Las mareas del sueño", me senté en una mesa y dejé la mochila. Cuando abrí el libro, me quedé dormida.

¿Qué pasa? ¿Dónde estoy?

Cuando abro los ojos veo la misma biblioteca de antes. Pero ahora las puertas están abiertas y se oye ruido. Creo que voy a entrar en una de ellas. Decido entrar en la que tiene una luna y un sol dibujados.

Lo primero que veo es que hay cielo, un cielo azul y radiante, y estoy en un campo. ¡Increíble! ¡Están todos los personajes de los mejores libros de fantasía del mundo! Hay dragones por el cielo, ciempiés y orugas de colores gigantes por el suelo. .. Al fondo hay un mar y se divisan sirenas. Hay casas en las nubes y todo lo que uno pueda imaginar.

De pronto oigo que la puerta se cierra a mis espaldas y es en ese mismo instante cuando oigo a alguien que me habla. Lo oigo, pero no lo veo. Noto un ligero tacto en la pierna, acompañado de la voz que llama y, cuando giro la cabeza y me agacho, veo un duendecito llamándome en una flor rosa muy alegre. Pienso que no me gustan los duendecitos, me dan miedo. Y, cuando pienso eso, el duende se transforma en una hermosa hada.

- Soy lo que tú quieres que sea- habla el hada leyéndome los pensamientos.

- Eh...

- Ahora mismo no te ven; solo te veo yo, que soy lo primero que has podido cambiar. Este mundo está hecho de materia, sí, pero de la imaginaria. La puedes tocar y vez, a la vez que puedes modificarlo cuando quieras, pero solo se cambiará la parte positiva de tu cerebro. Ahora vayamos a ver al único ser que hace que esto sea posible, un humano, como tú, aliado de los dioses mágicos de esta biblioteca.

- De acuerdo, sí, claro, por qué no, total ya.... Creo que me he vuelto loca.

El hada me guió hacia un castillo que se veía al fondo del gran espacio blanco que, efectivamente, se iba dibujando a medida que yo pasaba por su camino. En ese momento no me acordé de los deberes ni de la hora a la que debía volver a casa; estaba alucinada.

Después de un rato andando, llegamos al castillo, enorme y con muchas piedras, que iban cambiando de forma con el agua que ascendía del suelo. Increíble. Al entrar a palacio, lo primero que vi fue un libro gigante, con el título en la portada: "La balada de los sueños." Luego había unas escaleras de caracol a la izquierda y unos cuadros con lo más famoso de la literatura fantástica a la derecha. Las paredes eran de color azul pastel.

Ascendimos hacia la planta de arriba.

- ¡SEÑOR REYY! ¡TRAIGO A LA ELEGIDA!-¿...?

- Un momento, Philip.

- Pero si eres un hada, ¿cómo es que te llamas Philip?

- Tú me cambiaste de forma, yo solo soy un simple centauro.

- ¿A quién decías que traías?- Se acerca a nosotros un hombre mayor con el pelo canoso, ojos azul profundo y cara de sabio que, al mirarme, se contesta solo.- ¡Vaya, Dios mío, si eres tú! Ven conmigo.- Da un chasquido y, de repente, nos encontramos de nuevo en la biblioteca, y es ahora cuando me doy cuenta de que he de volver a casa.

- ¡Oiga, señor, muy bonito todo, pero tengo que irme a casa, no vaya a ser que a mi madre le dé un ataque!

- Puff.. ¡Qué va! Si llevas aquí solo media luna. Además, no puedes salir hasta que no pase la luna entera y si cumples tu misión.

- ¿Perdona?

- Verás, tu aquí has venido por curiosidad, ¿no? Pues has sido la única en llegar hasta aquí, por el simple hecho de que esto no existe.

- ¿Cómo que no existe?¿Nada de esto es real?

- Sí, sí que lo es, pero solo para ti y para aquel que despierte del mundo del estrés y de los enamoramientos y deje fluir su curiosidad e imaginación. El tiempo que pasa aquí pasa a la vez en tu planeta, pero allí estás, ahora mismo, borrada del mapa. Y eres nueva en este mapa. Bienvenida a Leica Sua, el planeta de la imaginación e historia de lo escrito.

- Guau...OK, pero, ¿por qué estoy aquí? ¿Cuál es "mi misión"?

- Dormir. Pasar una noche en esta biblioteca. Subirte a aquel autobús de allí, dejar que te inyecten una aguja del pensamiento y, luego, automáticamente, volverás a tu casa. - Las últimas palabras se oyen en forma de eco y, cuando asimilo todo lo que me ha dicho, ya ha desaparecido.

Hago caso y me monto en el autobús que acaba de romper estrepitosamente la pared y que va cargado de gente como yo, a los que saludo, pero que parecen no verme. Entonces el maestro se equivocaba, no soy la única. Algunos se bajan del autobús. Unos con cara de asustados y con una etiqueta en la espalda: MIEDO. Otros risueños con otra etiqueta: HUMOR. Digo yo que serán sus secciones.

Subo al autobús y me ponen a mí una de esas etiquetas: FANTASÍA.

Entonces me inyectan algo con una aguja y me dan un algodoncillo, tal como había dicho el sabio. Tomo asiento y el conductor me da un casco dorado. Me lo pongo y, al instante, me duermo.

Sueño con una biblioteca y que yo soy un holograma dentro de ella. Ojeo libros que jamás había visto: "La serpiente risueña" o "El juego del Disluccia". Me llaman mucho la atención. Me parece que pasa una eternidad hasta que me encuentro con un nuevo libro que tiene la portada azul eléctrico de purpurina y oro: "Turarne Leica Sua".

De repente, me despierto en mi cuarto con el libro en la mano y veo que mi madre entra en la sala, con los ojos rojos de haber llorado mucho.

- Cariño...¿Dónde has estado?

- Eh...- Y me abraza.

- Lo recuerdo todo, pero mi vida se vuelve a tornar normal o eso creía, hasta que se da el caso en el que, al pasar al lado de una persona especial, vuelvo a entrar en aquel mundo con ella, aunque no me puede ver.

Un día me da por abrir el libro y veo que las páginas son polvo y que está vacío, menos la primera página: "Cuéntame tus aventuras".



Mª Ángeles Lara Consuegra 2º de E.S.O. B




jueves, 6 de diciembre de 2018

UNA NOCHE EN LA BIBLIOTECA


Todo empezó un día de invierno. Estábamos en el colegio mis amigos y yo. Jugábamos a hacer retos hasta que uno de ellos me cambiaría la vida para siempre.

Hola, me llamo Sandra y soy una aficionada a los retos; me encantan. Aunque, a veces, mis amigos me lo ponen bastante complicado y este fue uno de esos retos que te ponen la piel de gallina y que hacen que des un paso atrás. Pero a mí me dio igual y me enfrenté a ello de todas formas.

-¡Pues lo voy a hacer!-dije sin reparos.

-No serás capaz, es imposible pasar una noche sola y a oscuras en la biblioteca- dijeron dos de mis amigos.

Entonces sonó el timbre del recreo y todos teníamos que volver a clase. No me dio tiempo a decirles nada; lo único que les dije fue: "id preparándome las sábanas, que esta noche me quedo". Y no me dijeron nada más hasta que salimos de clase.

Cuando íbamos para nuestras casas, mi amiga, casi susurrando, me dijo: "¿De verdad te vas a quedar?". Y le contesté: "Sí, sí, de verdad." Hasta que llegó la noche.

-Ten cuidado, no te pueden descubrir- dijo mi amigo...

- Ya lo sé. Entraré por la ventana y, cuando llegue la mañana, saldré y la cerraré como si no hubiera pasado nada- y entré en la biblioteca- bueno, pues ya está, ¡hasta mañana!- les dije a mis amigos, que me esperaban en la puerta.

Pero pasó una cosa: no me imaginé que podía salir del infinito una tormenta de nieve que lo reventara todo si no cerraba la ventana. Pues pasó. Y, si no llega a ser por lo que contaré después, habría muerto; en todos los sentidos.

Yo cerré la ventana y pensé que podría salir por la puerta, cuando la abrieran, sin que nadie me descubriera.

Como no tenía sueño, me puse a investigar la biblioteca y, en uno de los pasillos, encontré una puerta. No la quise abrir así porque así y puse la oreja antes para escuchar si había alguien. No se oía nada y decidí entrar. Había una sala iluminada y miles y miles de libros que no tenían título. Cogí uno de ellos y lo abrí. Había algo escrito; era muy raro, ponía algo así:

                    "Sotneve sol ed sejanosrep

                      sol nárdias, ehcon am sim

                      atse, y ahl"

Como tengo la manía de leerlo todo en voz alta, lo leí. En ese mismo instante, salieron de los libros todos los personajes de los cuentos y se lió una de gente (y otros que no eran gente) que no cabía allí ni una mota de polvo. Entonces salí disparada fuera de la sala y los personajes se me quedaron mirando.

-¡No os voy a hacer nada, no me matéis!- dije con voz asustadiza.

-¿Y tú quién eres?- dijo el Capitán América- ¿Sabes que esto es secreto?- siguió diciéndome- No puedes estar aquí.

-¿Por qué?- le respondí.

-Todavía eres muy pequeña para entenderlo- me dijo. No te asustes de nosotros, porque no te vamos a hacer nada. Es solo que no puedes decirlo.

-Vaaale- asentí.

Y estuve hablando con ellos un buen rato sobre qué era todo eso y cómo habían llegado allí.

-Lo único que sé es que nos trajo un brujo- me dijo Harry Potter- pero no es de mi libro ni muchísimo menos.

-Y tu, chica, ¿cómo has llegado aquí?- preguntó Don Quijote.

-Pues mira- le respondí- estaba jugando con mis amigos a los retos y uno de ellos fue este, y me toco a mí.

-¿Te das cuenta de que hay una terrible tormenta fuera?- dijo Shrek.

-¡Estás encerrada!- dijo Spiderman.

-Todavía nos queda imaginación- dijo el Principito.

-Vas a acabar como yo- dijo con tono triste el niño con el pijama de rayas.

-No te preocupes, niñita. Yo te ayudaré a salir de aquí- dijo Tash con una sonrisa malévola.

-¡A luchaaar!- dijo el presidente Snow.

De repente, todos empezaron a pelear e intentar matarse. Hasta que Thor hizo caer su martillo suavemente al suelo. Entonces todos pararon. Y yo, mientras, aproveché para poner orden.

-A ver, somos muchos y nos tenemos que controlar. Me da exactamente igual si no salgo de aquí. Yo iré diciendo nombres y os juntaréis en grupitos.

-Los artistas, listos, filósofos en una esquina. Los que son más de acción y fantasía, en la otra esquina. Los dibujos animados en otra esquina diferente. Los de terror, misterio, suspense y policíacos, en la que queda. los de Literatura, quedaos en la mitad del medio. Y, a la otra mitad, que vayan los románticos. Si quedan otros diferentes, que se agrupen con el que crea que es más de su estilo- aclaré- ¡Y a dormir!

-¿Y tú dónde dormirás?- me preguntó el Principito.

-Si quieres, puedo dormir con tu grupo- le respondí.

-Vale, asintió con cara feliz.

Vaya nochecita pasé...

Y, cuando nadie se lo esperaba, se hizo de día.

-¿Ahora cómo salgo?- susurré. Pero Thor me oyó.

-Te puedo ayudar a salir de aquí- dijo Thor- puedo abrir un portal con mi martillo y teletransportarte fuera.

Yo asentí con felicidad, aunque estaba un poco dudosa de si saldría bien.

-¡Esperad todos! Me tengo que echar una foto con vosotros; tranquilos, no se la enseñaré a nadie- dije ansiosa.

Después de echarnos la foto, me despedí de ellos con nostalgia y me fui. Juré que no sería la última vez que volviera allí.

Cuando por fin me encontré con mis amigos, me preguntaron de todo, pero yo solo les dije que me dio sueño, me dormí y, cuando me desperté por la mañana, salí sin que nadie se diera cuenta.

                                           FIN

¡Que nooo! ¡Que es broma! ¿Cómo me voy a quedar una noche en la biblioteca? ¡Ay, qué risa!

Ahora sí que sí.  FIN



Sandra Muñoz Cobaleda, 1º de E.S.O. B

domingo, 2 de diciembre de 2018

NUESTRAS RESEÑAS: INVISIBLE, DE ELOY MORENO

El libro trata sobre un chico que tuvo un accidente, y según decía, había perdido sus poderes: ya no podía ser invisible, ni aguantaba bajo el agua, etc.
Todo comenzó en un examen de Matemáticas un viernes a ultima hora. Los alumnos se iban a su casa conforme iban acabando. El chico acabó pronto, pero el alumno que se sentaba detrás (MM) le pidió que le diera su examen y él le dijo que no. Entonces lo entregó y se fue a su casa rápidamente, para no tener que encontrarse con MM.
El chico se pasó todo el fin de semana preocupado por el NO que le había dicho a MM.
El lunes no quería ir a clase, pero tuvo que ir.  MM le quitó el bocadillo en el recreo y se lo tiró al suelo. Él se puso rojo de vergüenza y todos empezaron a reírse. Así empezó MM a llamarlo "tomate".
Día tras día ocurría lo mismo, y el chico se daba cuenta de que las demás personas veían su situación y no hacían nada.
Un día, cuando iba hacia su casa, se encontró con MM y se metió corriendo en un parque por el agujero de la valla. Como se encontró un muro, tuvo que meterse entre unos arbustos y allí encontró un avispero. Entonces se le ocurrió que, si le picaban las avispas, tendría poderes. Así que metió la  mano en una colmena y tuvieron que llevarlo a urgencias.
MM y sus amigos siguieron metiéndose con él. Llegó un momento en que pensó que era invisible, porque, si nadie le hacía nada, era porque no lo podían ver.
Pero la profesora de Literatura sí se estaba dando cuenta de lo que le estaba ocurriendo, porque a ella también le ocurrió. Ella vio cómo le tiraban cosas. Entonces sacó a MM de clase y habló con él, mientras que el dragón que tenía tatuado en la espalda le decía que lo "ahogara."
MM seguía haciéndole cosas, pero no en la clase de Literatura. Durante la clase de Historia, el chico fue al baño, y MM y dos chicos más golpearon su puerta y consiguieron abrirla y meter su cabeza en el váter.
Al final, no se le ocurrió otra opción que quemar todo lo del colegio (mochila, libros, apuntes...), para no tener que ir a clase.
La profesora, al ver que no fue a clase, se preocupó, fue a buscarlo lo mas rápido posible, y luego le hizo el boca a boca para que respirara, y lo consiguió.
Pero, a partir de ahí, ya no tenía sus poderes.
                                                

Ainara Moreno Valenzuela 2º E.S.O. B