jueves, 6 de diciembre de 2018

UNA NOCHE EN LA BIBLIOTECA


Todo empezó un día de invierno. Estábamos en el colegio mis amigos y yo. Jugábamos a hacer retos hasta que uno de ellos me cambiaría la vida para siempre.

Hola, me llamo Sandra y soy una aficionada a los retos; me encantan. Aunque, a veces, mis amigos me lo ponen bastante complicado y este fue uno de esos retos que te ponen la piel de gallina y que hacen que des un paso atrás. Pero a mí me dio igual y me enfrenté a ello de todas formas.

-¡Pues lo voy a hacer!-dije sin reparos.

-No serás capaz, es imposible pasar una noche sola y a oscuras en la biblioteca- dijeron dos de mis amigos.

Entonces sonó el timbre del recreo y todos teníamos que volver a clase. No me dio tiempo a decirles nada; lo único que les dije fue: "id preparándome las sábanas, que esta noche me quedo". Y no me dijeron nada más hasta que salimos de clase.

Cuando íbamos para nuestras casas, mi amiga, casi susurrando, me dijo: "¿De verdad te vas a quedar?". Y le contesté: "Sí, sí, de verdad." Hasta que llegó la noche.

-Ten cuidado, no te pueden descubrir- dijo mi amigo...

- Ya lo sé. Entraré por la ventana y, cuando llegue la mañana, saldré y la cerraré como si no hubiera pasado nada- y entré en la biblioteca- bueno, pues ya está, ¡hasta mañana!- les dije a mis amigos, que me esperaban en la puerta.

Pero pasó una cosa: no me imaginé que podía salir del infinito una tormenta de nieve que lo reventara todo si no cerraba la ventana. Pues pasó. Y, si no llega a ser por lo que contaré después, habría muerto; en todos los sentidos.

Yo cerré la ventana y pensé que podría salir por la puerta, cuando la abrieran, sin que nadie me descubriera.

Como no tenía sueño, me puse a investigar la biblioteca y, en uno de los pasillos, encontré una puerta. No la quise abrir así porque así y puse la oreja antes para escuchar si había alguien. No se oía nada y decidí entrar. Había una sala iluminada y miles y miles de libros que no tenían título. Cogí uno de ellos y lo abrí. Había algo escrito; era muy raro, ponía algo así:

                    "Sotneve sol ed sejanosrep

                      sol nárdias, ehcon am sim

                      atse, y ahl"

Como tengo la manía de leerlo todo en voz alta, lo leí. En ese mismo instante, salieron de los libros todos los personajes de los cuentos y se lió una de gente (y otros que no eran gente) que no cabía allí ni una mota de polvo. Entonces salí disparada fuera de la sala y los personajes se me quedaron mirando.

-¡No os voy a hacer nada, no me matéis!- dije con voz asustadiza.

-¿Y tú quién eres?- dijo el Capitán América- ¿Sabes que esto es secreto?- siguió diciéndome- No puedes estar aquí.

-¿Por qué?- le respondí.

-Todavía eres muy pequeña para entenderlo- me dijo. No te asustes de nosotros, porque no te vamos a hacer nada. Es solo que no puedes decirlo.

-Vaaale- asentí.

Y estuve hablando con ellos un buen rato sobre qué era todo eso y cómo habían llegado allí.

-Lo único que sé es que nos trajo un brujo- me dijo Harry Potter- pero no es de mi libro ni muchísimo menos.

-Y tu, chica, ¿cómo has llegado aquí?- preguntó Don Quijote.

-Pues mira- le respondí- estaba jugando con mis amigos a los retos y uno de ellos fue este, y me toco a mí.

-¿Te das cuenta de que hay una terrible tormenta fuera?- dijo Shrek.

-¡Estás encerrada!- dijo Spiderman.

-Todavía nos queda imaginación- dijo el Principito.

-Vas a acabar como yo- dijo con tono triste el niño con el pijama de rayas.

-No te preocupes, niñita. Yo te ayudaré a salir de aquí- dijo Tash con una sonrisa malévola.

-¡A luchaaar!- dijo el presidente Snow.

De repente, todos empezaron a pelear e intentar matarse. Hasta que Thor hizo caer su martillo suavemente al suelo. Entonces todos pararon. Y yo, mientras, aproveché para poner orden.

-A ver, somos muchos y nos tenemos que controlar. Me da exactamente igual si no salgo de aquí. Yo iré diciendo nombres y os juntaréis en grupitos.

-Los artistas, listos, filósofos en una esquina. Los que son más de acción y fantasía, en la otra esquina. Los dibujos animados en otra esquina diferente. Los de terror, misterio, suspense y policíacos, en la que queda. los de Literatura, quedaos en la mitad del medio. Y, a la otra mitad, que vayan los románticos. Si quedan otros diferentes, que se agrupen con el que crea que es más de su estilo- aclaré- ¡Y a dormir!

-¿Y tú dónde dormirás?- me preguntó el Principito.

-Si quieres, puedo dormir con tu grupo- le respondí.

-Vale, asintió con cara feliz.

Vaya nochecita pasé...

Y, cuando nadie se lo esperaba, se hizo de día.

-¿Ahora cómo salgo?- susurré. Pero Thor me oyó.

-Te puedo ayudar a salir de aquí- dijo Thor- puedo abrir un portal con mi martillo y teletransportarte fuera.

Yo asentí con felicidad, aunque estaba un poco dudosa de si saldría bien.

-¡Esperad todos! Me tengo que echar una foto con vosotros; tranquilos, no se la enseñaré a nadie- dije ansiosa.

Después de echarnos la foto, me despedí de ellos con nostalgia y me fui. Juré que no sería la última vez que volviera allí.

Cuando por fin me encontré con mis amigos, me preguntaron de todo, pero yo solo les dije que me dio sueño, me dormí y, cuando me desperté por la mañana, salí sin que nadie se diera cuenta.

                                           FIN

¡Que nooo! ¡Que es broma! ¿Cómo me voy a quedar una noche en la biblioteca? ¡Ay, qué risa!

Ahora sí que sí.  FIN



Sandra Muñoz Cobaleda, 1º de E.S.O. B

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